martes, 15 de mayo de 2012

FIESTA DE SAN ISIDRO LABRADOR

El día 15 de mayo se celebra el día de San Isidro Labrador, patrón de los agricultores canonizado en el siglo XVII junto con Santa Teresa de Jesús, San Fernando, San Ignacio de Loyola y San Francisco Javier. 

La festividad estuvo y está protagonizada por los labradores de la antigua Hermandad, hoy Cámara Agraria, quienes organizan la celebración con una misa y la posterior procesión de bendición de los campos. Realmente es una fiesta moderna, pues debió empezar a celebrarse hacia los años 30 o 40, cuando se donó la imagen del santo con los bueyes y también el Via Crucis que decora la iglesia.

El santo, en andas, adornado ya con una ofrenda de espigas de cereal, es sacado por cuatro hombres por las calles hasta el campo, en un repetitivo rito de recíproca dádica en la que se le ofrecen al santo los frutos de la tierra para la que se pide bendición. De igual forma, se voltean las campanas a la salida y entrada, tal vez con esa necesidad que tenían nuestros primitivos antepasados de tañer el cobre para alejar el mal y que nosotros hemos heredado actalizándolo y acomodándolo con nuestras creencias.  

En los años cuarenta el santo se conducía por la Calle Mayor hasta los campos que se hallaban a la salida en dirección Torrescárcela y Aldealbar.

La fiesta es una de las mas importantes de la colectividad y se adereza en la actualidad con la música tradicional, una piñata para los niños, limonada y un bocadillo para los vecinos del pueblo.

Mariché Escribano y Miguel Herguedas





sábado, 12 de mayo de 2012

PASTORES DE LA COMARCA DE LA CHURRERIA


Este libro, publicado hace tres años, en la serie de Memorias de Etnografía de la Junta de Castilla y León, presenta los trabajos de documentación, catalogación, investigación, protección y puesta en valor de los pastores tradicionales que se han llevado a cabo en el territorio cogezano a lo largo de dos décadas.

Aborda un estudio de las construcciones de chozos y corralizas en piedra, su implantación desde un punto de vista territorial, económico y de transformaciones paisajísticas, recopila las cañadas, abrevaderos y fuentes, vías pecuarias de la trasterminancia y su significado, las tradiciones, la indumentaria y la artesanía y presenta el proyecto del Parque Etnográfico de los Pastores, realizado junto al Conjunto de Chozo y Corrales de los Hilos.

La referencia a las ordenanzas de la comunidad de Villa y Tierra de Cuéllar que regulaban la construcción y uso de los chozos y corrales, el apeo que D. Fernando de Antequera hubo de hacer para delimitar los límites con Peñafiel a comienzos del siglo XV y cuanta documentación ha sido posible recopilar hasta la edición del libro, ha sido fundamental a la hora de hacer una interpretación cronológica e histórica de esta realidad pastoril del ovino, tan necesaria e importante durante varios siglos para la Corona de Castilla.

El punto y final lo constituye la inclusión de un capítulo específico dedicado a las memorias de Agustín Andrés, pastor cogezano, que a través de sus escritos y remembrazas, pone a nuestro alcance la dureza y caracteres generales de un pastor a mediados del siglo XX.

Autores: Escribano Velasco, MC; Cruz Sánchez, P.J., Gómez, A. y Losa Hernández, R.

Edición: Junta de Castilla y León. Valladolid 2008.

Imagen de Ntra. Sra. de la Armedilla previa a su restauración

Esta preciosa foto de hace mas de 20 años presenta una imagen muy diferente de la original y de la que hoy veneramos. Corresponde a la imagen románica sobre un tronco de maderaque corresponde a los momentos en los que se convierte en una imagen de vestir, entre el siglo XVII y el siglo XX. De ahí que se presentara con esas enormes y desproporcionada manos que sobresalían de los vestidos y que nada tienen que ver con las originales románicas. El tronco sobre el que se coloca es un aditamente necesario para darle altura y prestancia a la imagen vestida. Se advierte igualmente el mal estado de conservación con concreciones salinas, humedad y xilófagos (carcoma) y la pérdida de pintura y yeso de la imagen original de estilo románico.
La fotografía está tomada de uno de los libros de Antonio Villar.

Consuelo Escribano Velasco

Talla de Ntra. Sra. Previa a la restauración
Foto: Antonio Villar

Talla de Ntra. Sra. en la actualidad
Foto: Miguel Herguedas
           



LA ARMEDILLA


Esta oportuna aparición supone la conversión de este terreno en un centro religioso dependiente del Concejo de Cuellar en torno a una pequeña cueva a la que se peregrina por el carácter milagrero de la imagen. El exiguo abrigo rupestre se muestra insuficiente y acaba ampliándose con una parte construída dando lugar a una antigua iglesia semirupestre cuya cabecera, levantada en mampuesto, tiene tres pequeñas ventanas.
Harto el Concejo de hacer frente al mantenimiento del lugar, en el siglo XII lo ofrecen al abad Raimundo del monasterio cisterciense de Sacramenia no existiendo constancia ni documental ni de ningún otro tipo de que se levantara una filial, aunque algunos hemos llegado a pensar que pudieran haber instalado una granja, cuestión sobre la que no me importa manifestar ahora muy serias dudas.

Consuelo Escribano Velasco


viernes, 11 de mayo de 2012

VOLTEO DE CAMPANAS EN SAN ANTONIO


El votleo de campanas en Cogeces del Monte en la actualidad tienen lugar al inicio de las fiestas, con el fin de avisar a todo el pueblo, se hace después de la novena a San Antonio y especialmente durante la procesión de éste del día 13 de Junio. Son los jóvenes los que suben al campanario y con fuerza, sujetan La Mayor e impulsándose con un salto empiezan a voltear primeramente ésta y después La Sardinera anunciando a través de éste instrumento el evento que está teniendo lugar. También se hacen durante la procesión de San Antonio. 





Fotografías de Consuelo Escribano Velasco


jueves, 10 de mayo de 2012

EL AMOJONAMIENTO DE 1402

La delimitación de términos entre Cuéllar y Peñafiel es uno de los problemas más destacables durante la Edad Media en el Sexmo del Valcorba debido a su situación estratégica entre ambas jurisdicciones. Las desavenencias se agudizaron en el siglo XIV, especialmente a partir de 1390. El infante Feranando I de Anteaquera emitió diversas cartas desde Medina del Campo solicitando el aprovechamiento pacífico de los términos comunales que sus padres, los reyes Juan y Leonor habían preceptuado a priori. Para llegar a una solución definitiva, en diciembre de 1401, el infante encarga a su vasallo Sancho Fernández, de Medina del Campo, para efectuar las delimitaciones y poner orden al problema poniendo rayas y colocando mojones que acotaran los límites de cada Villa y Tierra. El día 5 de enero de 1402 se reúne con los implicandos en "el lugar do es el majano do se acostumbra a facer la yunta entre los concejos de Cuéllar y Peñafiel", un término perteneciente actualmente a Campaspero pero que se encontraba entre los actuales despoblados de Minguela y Oreja, este término conocido como la Yunta, recibe ese nobre porque allí se "se ayuntaban" (se juntaban) los representantes de las villas de Cuéllar y Peñafiel para tratar los asuntos de ambos lugares. El lugar está señalado por una piedra cilíndrica o mojón muy cercano a las ruinas del monasterio de Oreja. Sin embargo, al no ponerse de acuerdo, el trabajo sobre el terreno no comenzó hasta unos días después, en que se reunieron en San Mamés para comenzar el trabajo sobre el terreno para la acotación y colocación de mojones en los límites de Cuéllar y Peñafiel. Fue un proceso largo que se extendió hasta mediados de febrero y finalmente en agosto el rey confirmó la sentencia dada por su juez. El proceso está documentado extensamente, y no carece de interés, pues en él aparecen diferentes términos, pagos, se subraya la importancia que tenía el ganado ovino en la comunidad al haber numerosos corrales y se incide bastante en las cañadas e igualmente aparecen lugares históricos como La Armedilla o Nuestra Señora de Valpeñoso. Ninguna de las partes quedó conforme, siendo posiblemente los de la Villa y Tierra de Cuéllar los más perjudicados. 

En este contexto tiene lugar la fundación del Monasterio de la Armedilla y su entrega a la comunidad Jerónima por parte del infante Fernando de Antequera. Siendo conscientes de ello, y de su importancia, en los últimos años se ha incidido en ello en las VIII Jornadas Culturales y de la Naturaleza de la Armedilla, representándose en varias obras de teatro, o ambientación histórica, en las ruinas del monasterio. Sus títulos son variados: La fundación del Monasterio de la Armedilla por don Fernando de Antequera, el Mito Prolongado... 

Bibliografía: VILORIA GARCÍA, José María, Los Pueblos del Sexmo de Valcorba. Episodios antiguos de su historia y de su vida, Salamanca, 2002, pp. 191-213.

Texto: Miguel Herguedas 



miércoles, 9 de mayo de 2012

El emblema del Tepeyac


Una de las pinturas, cuya importancia radica ya no solo en temática sino en historia, simbología y artista, es el lienzo de Nuestra Señora de Guadalupe que se encuentra en el presbiterio de la iglesia parroquial. 

Esta pintura, realizada en México, representa a la Virgen de Guadalupe de acuerdo con el modelo original y la forma más habitual de representarla. Es un tema que durante los siglos XVII y XVIII tuvo especial devoción en España. Frecuentemente las representaciones de la Virgen de Guadalupe se complementaron con motivos vegetales y figurativos, generalmente rosas, que proporcionaban riqueza cromática y ornamental a la composición, además de constituir un atributo tradicional de María y también porque recordaba el milagro de la impresión en la tilma, ocurrido a Juan Diego en el cerro del Tepeyac. En este lienzo además se salpica con frutos y pajarillos, que probablemente recuerden a las aves del paraíso. En las esquinas aparecen las escenas del ciclo iconográfico de las apariciones guadalupanas, son las más tópicas y esenciales para la narración del milagro. Están ordenadas de izquierda a derecha y de arriba abajo.

Bajo la figura del ángel se encuentra la firma del artista y la fecha de realización de loa pintura: Arellano F. Año 1691. Los pintores de la familia Arellano trabajaron en México entre finales del siglo XVII y principios del siglo XVIII. Los nombres son Manuel y Antonio, padre e hijo respectivamente. Existen varias pinturas con el tema de la Virgen de Guadalupe firmadas por el apellido Arellano, sin que aparezca especificado en ellas el nombre de su autor. Preferentemente se identifica a estas pinturas con Manuel y se le conoce con el sobrenombre de El Mudo [1].

Tiene una inscripción en la túnica del ángel que dice: Traçado all’original; intenta garantizar la fidelidad de la representación con respecto a la imagen sagrada que se venera en su basílica mejicana. Pudo ser una de las copias que se hicieron del ayate milagroso, según José Ibarra, a partir del calco de Juan Correa[2].

Este cuadro fue llevado a la iglesia parroquial de Cogeces del Monte junto con la cajonería y la imagen de Nuestra Señora de la Armedilla. Se encuentra en muy buen estado de conservación. Aparece mentado en uno de los libros de la Comisión Provincial de Monumentos de Valladolid, en un informe emitido por Joaquín Maldonado, en enero de 1845, en el que señala que varios cuadros habían sido enviados a Valladolid, otros a Cogeces y unos pocos a Madrid, que en la iglesia quedaban unos pocos retablos antiguos muy deteriorados, que el mayor era obra reciente igual que el órgano y que solo merecía conservarse la sillería de nogal del coro y una pintura de la Virgen de Guadalupe[3], que es la que se llevó a Cogeces.


[1]AMARO, Davayane, "Los pintores Arellano en el Museo de la Basílica de Guadalupe", Boletín Guadalupano, Año III, núm. 45. Septiembre 2004.

[2] REDONDO CANTERA, María José, “2.4. Virgen de Guadalupe”, ANDRÉS ORDAX, Salvador, Arte Americanista en Castilla y León, Exposición realizada en la Iglesia de la Magdalena, Valladolid, Noviembre –Diciembre de 1992. Junta de Castilla y León, Consejería de Cultura y Turismo, págs: 94 -95, Valladolid, 1992.^

[3] A. H. P. V. Sec. Histórica, 268, Comisión de Monumentos, fol. 173; 274, Libros de la Comisión de Monumentos, Libro 1, n. 7. GARCÍA FLORES, Antonio, "El Monasterio Jerónimo de la Armedilla: Dispersión y pérdida de patrimonio artístico, bibliográfico y monumental, “Iglesia y Religiosidad en España. Historia y Archivos”. Actas de las V Jornadas de Castilla la Mancha sobre investigación en Archivos. Archivo Histórico Provincial de Guadalajara. Guadalajara, 8-11 de mayo de 2001. Tomo II, pág. 1045. Guadalajara, 2002.

Texto: Miguel Herguedas Vela


La escultura de la Concepción de Nuestra Señora

     Actualmente, en prácticamente todas las iglesias de España hay alguna imagen de la Inmaculada Concepción, muchas son obras fabriles que repiten el modelo de Murillo, pero con una estética relamida propia de una mentalidad decimonónica que se extendió hasta mediados del siglo XX, y que debido a ella, y sobre todo tras la Guerra Civil, nuestras iglesias se poblaron de imágenes de escayola y pasta de madera realizadas en los talleres de "El Arte Cristiano" de Olot: no faltan los Sagrados Corazones, Santa Rita de Casia, la Virgen del Carmen o Santa Águeda entre otras tantas. Actualemente cuando pensamos en la Inmaculada Concepción, iconográficamente hablando, pensamos en alguna de las que hizo Bartolomé Esteban Murillo a mediados del XVII, sin duda una gran obra y un gran tema iconográfico pero que se dio de sí en los últimos siglos. 

Sin embargo, en nuestra Castilla, el gran artista Gregorio Fernández creó, ex novo, una tipología de la Inmaculada de gran importancia, que tuvo gran demanda en la primera mitad del XVII, y que representaba con gran afianzamiento el dogma que los inmaculistas marianistas estaban difundiendo en su momento. En este caso se representa a la Virgen María con las manos juntas, con gran solemnidad en el rostro, con cabellos simétricos cayendo sobre los hombros y vestida con una túnica y una capa llena de estrellas. Respondía a la visión apocalíptica que el evangelista San Juan nos relata en el capítulo 11: una mujer vestida de sol, con la luna por pedestal y coronada de doce estrellas. 

Numerosos conventos, iglesias, santuarios y oratorios de Castilla poseen este tipo de imágenes y en la fachada de la iglesia de Cogeces es la imagen que la preside, realizada en piedra caliza por el escultor cántabro Francisco Coterón Isla imitando el modelo de Fernández. Ésta aparece acompañada de varios santos, como los Padres de la Iglesia y varios santos de nuestra zona. 

BIBLIOGRAFÍA: ESCRIBANO VELASCO, Consuelo, HERGUEDAS VELA, Miguel, "La fachada de la iglesia de Nuestra Señora de la Asunción", Arcamadre, 14, Cogeces del Monte, 2012, pp. 31-42. 

Miguel Herguedas Vela




La paradójica cruz de la Plazuela de la Iglesia


       Este objeto de piedra caliza fue colocado en el monasterio de Nuestra Señora de la Armedilla en 1664. Está formado por un pilar de seis tramos rematado con un capitel decorado con las típicas bolas que se encuentran por todo el monasterio, y sobre éste se levanta una cruz griega (con los cuatro tramos iguales). En el podio se encuentra una inscripción que dice:

“ESTA CRUS PUSO ANTONIO GOMEZ Y SU ESPOSA MARIA DE FRUTOS SU MUGER POR SU DEBOCION ANO DE 1664” 

En el libro de fábrica de la iglesia parroquial de Cogeces del Monte se señala que esta cruz, denominada "de bolillas" fue traída en 1811 del monasterio jerónimo de la Armedilla, después de la francesada en la que los monjes fueron obligados a abandonar el lugar.

En la actualidad, en las ruinas del monasterio se ha colocado recientemente una cruz de piedra frente a la fachada de la iglesia jerónima, la cual se hizo para estar frente a la fachada de la iglesia parroquial de la Asunción, en la Plazuela de la Iglesia. De esta forma se señalaba la jurisdicción eclesiástica y la presencia de un lugar sagrado.

Bibliografía: VALDIVIESO, Enrique, Antiguo partido judicial de Peñafiel, tomo VIII, Catálogo Monumental de la Provincia de Valladolid. Diputación provincial, Valladolid, 1975. p. 76.

Texto: Miguel Herguedas Vela




Los toques de campana

      El día 16 de julio de 2011, por la mañana, tuvo lugar en Cogeces una muestra de los toques de campana que servían para informar a la localidad e indicar las horas litúrgicas. Siendo conscientes de la importancia que ha tenido este instrumento a lo largo de la historia, se han grabado, catalogado y entrevistado a las personas que conocían esta actividad, como a Daniel Miguel. Ha sido una forma más de poner en valor el patrimonio de la localidad. La iglesia parroquial de la Asunción tiene en su campanario tres campanas que reciben diferentes nombres: la más grande se la conoce como La Mayor; la mediana, que se encuentra orientada al sur, es La Sardinera y la más pequeña, orientada al norte, es El Esquilín. Actualmente se conservan la mayoría de toques, empezando por los toques que se realizan cada quince minutos antes de la Eucaristía. Uno de los que se han conservado es el toque a difunto, diferenciándose si es hombre o mujer, este toque, conocido popularmente como clamor, combina los toques de la La Mayor y La Sardinera, empieza por dos toques a hombre y tres a mujer. Actualmente ha quedado en desuso el toque a muerte de niño, en ese caso el toque de La Mayor se combinaba con El Esquilín, tocando éste último al principio diez veces. Otro toque, que se oye menos, es el de incendio o arrebato, se toca La Mayor rápidamente durante un tiempo bastante amplio, y cuya finalidad es alertar. El toque que ha quedado en desuso es el del Ángelus, que tenía lugar cada día al alba, al mediodía y al atardecer; consistía en tres tandas de dos toques cada una, haciendo honor así al anuncio del Arcángel Gabriel a María ( - Angelus Domini nuntiavit Mariae - sería el primer verso dedicado al primer toque), pero también, de esta forma se controlaba el tiempo y las actividades de cada día. También los días de fiesta, el primer toque para la misa, combina los de La Mayor y La Sardinera e igualmente cuando hay procesión, se toca a la salida. En algunas fiestas, como San Antonio o San Isidro, se siguen volteando las campanas por los mozos de la localidad especialmente durante la procesión. No obstante, la documentación conservada nos informa que existían toques también para los nublados, para reuniones u otro tipo de necesidades.

Miguel Herguedas

Antigua campana,
Archivo de la iglesia parroquial

martes, 8 de mayo de 2012

DIVULGACIÓN Y PATRIMONIO CULTURAL DE COGECES DEL MONTE

Uno de los trabajos más interesantes y necesarios tras la investigación, estudio, protección y conservación de nuestros bienes culturales es su divulgación general y especializada. En este sentido se han llevado a cabo numerosas experiencias divulgativas: visitas guiadas, talleres, ambientaciones teatralizadas de carácter histórico y legendario, coplas de ciego, eventos como las Jornadas Culturales y de la Naturaleza de la Armedilla, publicaciones en relación con los bienes y la gestión de los mismos, presentaciones públicas (Arpa Iniciativas 2010, Feria Internacional de Arte y Patrimonio, Junta de Castilla y León). 

A las ánimas benditas, que en el purgatorio están



           Hasta pasados los años cincuenta del siglo XX en Cogeces existía una hermandad de mujeres devotas a las que popularmente se conocía como animeras. Durante el mes de noviembre se reunían por la noche en la puerta de la iglesia parroquial y recorrían las calles del pueblo con faroles y una esquila que hacían sonar durante el recorrido y seguidamente repetían una jaculatoria que empezaba "Ánimas benditas que en el purgatorio estáis y grandes penas pasáis". En muchas ocasiones las invitaban a pasar a los domicilios para rezar por los fieles difuntos, sobre todo si el fallecimiento había tenido lugar recientemente; en agradecimiento recibían una limosna que ellas se encargaban de gestionar, principalmente en las misas de dicho mes. El recorrido llegaba hasta el cementerio donde se rezaba igualmente. Esta devoción se repite en muchos lugares e, igualmente, con el cambio de los tiempos fue desapareciendo. Seguramente tuvieran su origen a mediados del siglo XVII o en el XVIII, en este momento se difunde una serie de libros devotos, algunos como "Gritos de las almas del Purgatorio y modo de acallarlos",que describen minuciosamente cómo era este infierno y los numerosos dolores y torturas que pasaban las almas de los difuntos y las oraciones que había que hacer para sacarlas del Purgatorio o aliviarlas. Existen testimonios de varios habitantes de Cogeces sobre las diferentes impresiones, por un lado aquellos que lo conocieron en la infancia, antes de su desaparición, que lo conciben con un cierto alo de misterio, pero por otro lado está el testimonio de los más mayores que maduraron con este tipo de ritos y los asimilaron, proporcionando gran información sobre este grupo de mujeres, especialmente su organización y desarrollo. Igualmente de estos mayores también se han heredado historias que satirizan a esta hermandad, muy interesante es la del sastre de Cogeces y la de aquel, que cuentan que se subió a la tapia del cementerio con una sábana para asustarlas. Fue una devoción que se extendía por toda España y es especialmente destacable el documento fílmico que grabó Luis Buñuel en la comarca de Las Hurdes, "Terre sans pan", donde aparece la animera rezando y tocando la esquila entre las calles del pueblo. 

Miguel Herguedas



lunes, 7 de mayo de 2012

BODA TRADICIONAL (III)

LA NIÑA DEL CESTO



La boda tradicional contaba con un personaje secundario de gran importancia: La niña del cesto.

Ésta, reclutada entre las vecinas, amigas y primas del novio o de la novia tenía como único cometido la preparación del cesto para los dulces con que se obsequiaba al señor cura que casaba a los novios el día de la boda.

El cesto elegido para tales menesteres se cubría con la mejor toalla de la casa y sobre aquella se disponían las pastas y bollos generosamente. La niña del cesto, una vez preparado, se ocupaba de llevarlo a la casa del curato a modo de agasajo que no de pago y conmemoración de la boda, de parte de los novios.


Consuelo Escribano Velasco
Foto propiedad de José María Sacristán (Durante su boda recorriendo el pueblo)

BODA TRADICIONAL (II)

LA COSTUMBRE DE RECORRER EL PUEBLO

En la vida tradicional cogezana la costumbre de correr el pueblo es una constante ligada a los acontecimientos más emblemáticos del calendario sacramental de sus vecinos.

Realmente parece tratarse de un acto de cohesión social en el que todos los vecinos se hacen partícipes del futuro del individuo que protagoniza este acto. Y no sólo está relacionado con la Primera Comunión o el sacramento del Matrimonio, sino que se establece en fechas señaladas para correr la rosquilla, etc.

Tras la fiesta religiosa, correr el pueblo significaba un recorrido efectivo de los niños o los novios para recoger regalos en forma de dinero o/y objetos.

En el caso de las bodas, el que ahora nos interesa, los novios, tras la ceremonia en la iglesia y en comitiva junto a familiares y amigos, acompañados por los músicos o por la panda de amigos, vecinos y primos que iban cantando, avisaban de su paso por cada una de las calles y plazas, al que salían todos los vecinos del pueblo ofreciendo su colaboración para esta nueva vida.

Hacia los 50 y 60 del siglo XX , nos cuenta Consuelo Velasco Arribas, era bastante frecuente que el donativo general fuera algo de dinero, pero entre los más allegados podían regalarse vasos, orinales, palanganas, etc. que contribuían a aumentar el magro ajuar de muchos de aquellos novios, que no de todos.

Así el colectivo social rural se retroalimentaba de la colaboración de toda la comunidad participando de estos eventos lo que pone de manifiesto lo que aún hoy en día seguimos practicando: que las bodas no son sólo un acto familiar o vecinal, sino un acto de convocatoria social en el que puede participar, de una forma o de otra, todo el grupo local.

Por supuesto, esta costumbre de correr el pueblo llevaba su tiempo y suponía que la comida se hiciera tarde, pero estaba asumido que así fuera. Las cocineras, con la señora Catalina ( la madre de Teódula García), a la cabeza en muchísimas de aquellas celebraciones, ya calculaban a ese efecto.

La costumbre se ha mantenido hasta hace unos 30 años, siendo estas fotografías de la boda de José María Sacristan y de Rosa Aragón, el testimonio de la última vez que los novios corrieron el pueblo.




Consuelo Escribano Velasco
Fotografías propiedad de: José María Sacristán