Talla románica de Ntra. Sra. del Henar Foto: Consuelo Escribano |
Uno de los santuarios más
importantes de Castilla es el de Nuestra Señora del Henar. Su devoción está
profundamente arraigada en los pueblos y ciudades de alrededor contando con
inmensidad de devotos, y contándose por miles aquellos que se acercan al Santuario
a cada año. Este lugar ha sabido conservar a lo largo de los siglos esa
necesidad que tiene el hombre de congregarse en determinados sitios con una
finalidad de cohesión social. Los santuarios desde que el hombre es hombre han
acrecentado esta necesidad, basándose muchas veces en el desarrollo de un
imaginario colectivo, y han creado así una inmensa fuerza que ha conseguido la
sacralización. En Europa y especialmente en nuestro territorio o país, es la Virgen María protagonista de
muchos de ellos. No gratuitamente, claro, pues ella es la Madre de Dios, de Jesús de
Nazareth, cuyo ejemplo nos ha llevado a los hombres a nombrarla protectora de
nuestros lugares y territorios desarrollándose así una religiosidad popular muy
rica ya incluso, en el mundo cristiano, desde antes del Concilio de Nicea (325).
La Virgen preparada para la Eucaristía Foto: Consuelo Escribano |
La
veneración que la Virgen
del Henar ostenta en la actualidad es amplísima y muy antigua, sus tallas y
cofradías aparecen en muchísimas iglesias y parroquias de toda España, sobre
todo desde el siglo XVIII. Como ejemplo tenemos la obra que escribe el jesuita
Juan de Villafañe: Compendio Histórico en
que se da noticia de las milagrosas y devotas imágenes de la reina de los
cielos y tierra María Santísima que se veneran en los más célebres Santuarios
de España. Advierte que hay poco que sea cierto y averiguado sobre el
origen de la talla, pero consciente de la tradición que sobre ella pesa indica
la leyenda sobre ella, como que fue fabricada en Antioquía y traída por San
Jeroteo en el año 71 y venerada en un pueblecito llamado San Cristóbal del
Henar. Es curiosísimo el comentario artístico que el padre Villafañe hace sobre
esta Virgen, su forma de catalogar sigue unos pasos muy contemporáneos, y aunque como es lógico, él se confunde, deduce que por su tipología (una talla románica) es una de las
más antiguas que hay en nuestro país.
Eucaristía en honor a Ntra. Sra. en la pradera Foto: Consuelo Escribano |
Pero
ya dentro de lo que es la leyenda conocida por todos, en este caso fueron San
Frutos y sus hermanos los que ocultaron la imagen para evitar que fuera destruida
durante alguna de las razzias, junto con un cirio encendido y en un lugar seguro. Según la leyenda fue indicado por un ángel (relación entre Tobías y San
Rafael), cercano a la iglesia en la que se encontraba. Ahí fue resguardada la talla de la Virgen hasta que en el año 1580, un pastorcillo de Viloria vio a una señora que
le curó el brazo y le pidió que llamara a su padre para que cavara y rescatara
la imagen, y la hicieran una casa. Así hicieron, y tras retirar unas losas
encontraron la talla de la
Virgen junto con un cirio encendido. Cogió el padre la imagen
en sus brazos y de ahí empezó a manar agua copiosa. Los pastores, con asombro,
llevaron la imagen a donde había estado la talla antiguamente, a las ruinas de
la antigua iglesia donde dispuso un sencillo altar. Allí acudieron los de Cuéllar
una vez se les había avisado, y en una humilde choza la estuvieron venerando
hasta que en 1642 con las limosnas de los vecinos y marqueses de Cuéllar, así
como de los duques de Alburquerque costearon el edificio actual, que se tardó
en hacer dos años.
Foto: Consuelo Escribano |
Inicio de la procesión Los peregrinos danzan ante la Virgen Foto: Consuelo Escribano |
Esta
leyenda se publica por primera vez en la Historia de la milagrosa imagen de Nuestra Señora
del Henar por Gregorio Baca de Haro, un clérigo segoviano que obtuvo el
puesto de Capellán Mayor de Su Majestad en la Capilla Real de Granada. Ahí,
además relata varios milagros que hizo la imagen y después, el Padre
Villafañe incluyó en su libro un resumen de los que él considera los más
importantes. Aquí destacamos la primera salida de la Virgen de su Santuario que
tuvo lugar en el año 1651 debido a una plaga de langosta que azotaba a la Comunidad de Villa y
Tierra de Cuéllar. Se relata que se sacaban los santos en procesión, que se hacían
disciplinas públicas y viendo que no cesaba, se decidió llevar al Virgen a Cuéllar
para ponerla en novena, al sacarla de su casa toda la langosta levantó el vuelo
y cubriendo el sol y se arrojó a los ríos y arroyos, desapareciendo la plaga. De ello dieron
testimonio los presentes y ello contribuyó a aumentar la devoción hacia esta
imagen entre los pueblos de alrededor considerándola como protectora suya.
Innumerable gentío en torno a la Virgen con los niños en la carroza
Foto: Consuelo Escribano
Esta
devoción ha pervivido durante siglos, se conservan numerosos testimonios en
torno a la romería de El Henar, su novenario e incluso el lugar, que forman
parte de la vida de los habitantes de los pueblos de alrededor. Sigue siendo
tradicional visitar a la Virgen
en su camarín además acudir a la
Fuente del Cirio o comer en la pradera. Desde aquí os
invitamos a dejarnos vuestras historias relacionadas con este lugar.
La Virgen del Henar bajando hacia la pradera en la carroza con los niños Foto: Consuelo Escribano |
Miguel Herguedas Vela
Bendita Virgen Milagrosa
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