domingo, 18 de noviembre de 2012

Cómo tocar El Pingacho

En el siguiente enlace podéis ver un vídeo cómo se toca este baile típico y originario de Cogeces del Monte, el Pingacho, con la guitarra.



Es una danza que se baila en todas las procesiones de Cogeces y también forma parte del repertorio de los numerosos grupos que hay en la provincia y toda la comunidad, la cual también se baila en todo tipo de manifestaciones públicas. 





Si ustedes quieren reir 
y divertirse un buen rato, 
échenme aquí un real 
y bailemos el pingaqho. 

Por bailar el Pingacho, madre, 
me dieron un real, 
bailalo, pequeña, bailalo, galán, 
bailalo de lao, 
del otro costao, 
de la delantera, 
también de la trasera. 

Ahora sí te quiero de veras, 
ahora sí. te quiero, morena, 
ahora sí que estarás contentona, 

mandilona, mandilona;
ahora sí que estarás contentón,
mandilón, mandilón, mandilón. 


Esta historia está extraída de siguiente sitio web, de la Fundación Joaquín Díaz, forma parte de un artículo de la Revista de Folklore:

GARRIDO PALACIOS, Manuel, "La etnografía en el tren", Revista de Folklore, 112, t. 10a, 1990, pp. 138-140. 

"La señora de más allá, que cruje un pan con chorizo dentro, es de Cogeces del Monte, y me dicta las coplas despacito para que las copie en mi libreta. Hay un momento que se pone en pie y se marca unos pasos como puede entre los asientos. Dice que « ...el Pingacho fue compuesta por tres niños de una familia modesta, que al morir el padre, ellos lo hacían para divertir a las gentes y ganar unas monedas para la madre. Luis Velasco, el Mayor, es buen conocedor de esta danza que guarda mi pueblo para el día de su fiesta, trece de junio.» La hija de la señora, que va al lado, al ver que anoto hasta la respiración de la madre, me añade: «Sepa que se declaró en el pueblo un gran fuego que duró varios días, y en vista de que no podían sofocarlo, decidieron sacar al Santo, que lo apagó; en prueba de gratitud, el pueblo fue bailándole delante hasta la iglesia. Con el correr de los tiempos se depuraron los pasos, y el baile se dividió en Entradilla y Habos verdes, ya en la memoria de gente muy mayor, como ese señor que mi madre le ha dicho.» Yo les digo una letra alosnera en la que se relacionan tres festividades de junio, mes que se ha citado: 

El día trece de junio 
San Antonio es el primero, 
el veinticuatro San Juan 
y el veintinueve San Pedro. 

Así no me ven como un pasmarote que escucha y escribe, que si bien es verdad que en boca cerrada no entran moscas, tampoco me tengo por mudo, sino por alguien que de vez en cuando se deja caer con algún ejemplo de memoria. Tanto la madre como la hija temen por la desaparición de la danza; sobre todo, la parte que llaman «Habos verdes», ya que se hace hoy día con un aire diferente de los que la traen de atrás. La hija remata: «Por Navidad nos reunimos los jóvenes con instrumentos de cocina para darle al villancico. Yo conozco en Alija del Infantado a Emilio Rodríguez, que le puede informar sobre trajes, canciones y danzas.» Poco a poco voy entresacando datos que más tarde, algún día, me llevarán al sitio a tirar del hilo cuya muestra me ofrecen la madre y la hija..."

jueves, 1 de noviembre de 2012

EL RESCATE DE UNA IMAGEN DE LA VIRGEN EN LA ARMEDILLA


Fotografías del programa de fiestas de 2012 en Traspinedo
Todas las alarmas saltaron cuando en el verano del año 2012 se publica, desde el Ayuntamiento de Traspinedo, un folleto divulgativo con fotografías antiguas entre las que se encuentra una a la que acompaña el siguiente titular: TVE rueda un reportaje sobre la Virgen de la Armedilla.  El equipo de Misión Rescate de Traspinedo descubrió hace un año una imagen del siglo XI o del XII. Valiosa aportación de cinco escolares al Patrimonio Artístico Nacional.  

Todo ello corresponde a un artículo periodístico del año 1969 donde se explicaba que dicho equipo había sido liderado por un maestro, don Esteban.

La perplejidad y las contradicciones entre los titulares de descubrimiento y las imágenes nos hacían preguntarnos qué pasó, dónde estaba esa imagen de otra virgen, pues la de la Armedilla se custodiaba en la iglesia parroquial de Nuestra Señora de la Asunción de Cogeces del Monte.

La imagen de la Virgen que acompaña el artículo, sin embargo, parece ser esta última con las manos postizas de cuando se vestía y se acompaña de un texto: Rescatada.

Talla de la Virgen de la Armedilla antes de su restauración
Bien, nuestra curiosidad y el deseo de aclarar estos términos nos llevó a plantear una visita a Traspinedo. José María Sacristán se puso en contacto con varios vecinos de Traspinedo que no le aclararon gran cosa, decidiendo, entonces, hablar directamente con el alcalde de la localidad. Para entonces José María iba acompañado por Julio Andrés Arranz y ambos pudieron, gracias a las gestiones de este hombre, conocer a uno de los niños del grupo que, al parecer había excavado en la Armedilla. Este hombre, Félix López explicó como este grupo de niños, dirigidos por el maestro mencionado, don Esteban, y  a tenor de la posibilidad de presentarse en el  programa de televisión Misión rescate, se puso a trabajar en el tema durante dos o tres días. Es decir, a mover tierra en La Armedilla, pero ¿Dónde? ¿En la iglesia?....simplemente no recuerda.

Lo que si refiere es que antes de comenzar se acercaron a Cogeces del Monte, donde estuvieron hablando con don Gabriel, párroco de aquellos años, informándole de sus intenciones.

De este encuentro tenemos un testimonio fotográfico del grupo y don Gabriel en la puerta de la iglesia.
En esos días de trabajo en La Armedilla, según Félix López, encontraron una mano de la virgen de la cual nunca mas se supo.

Equipo de niños con don Gabriel y don Esteban
Esta noticia nueva, que ya no menciona el hallazgo de una nueva imagen completa y si de una mano, no deja de ser tan extraña como la anterior y desde luego inusual dado el expolio sistemático del convento. Por otra parte ¿Cómo dedujeron que era de una virgen?

Talla de Nuestra Señora de la Armedilla
en la actualidad.
Iglesia de Nuestra Señora de la Asunción
Cogeces del Monte
El conocimiento de que un vecino actual de Cuéllar formó parte de aquel grupo de niños de finales de la década de los sesenta, hizo que se procurara una nueva entrevista.

En esta ocasión todo fue, como no podía ser de otro modo, mucho mas clarificador, coherente y creíble.
El grupo nunca encontró nada, pero hicieron una valoración de aquella antigua imagen que se hallaba en mal estado en la iglesia, asignándole una cronología relativa y presentándola en sociedad. A cambio de dar a conocer esto, participaron en el programa de televisión y estuvieron en Madrid, donde se lo pasaron estupendamente.

Esta detectivesca y original investigación nos ha resultado sumamente entretenida, divertida y desde luego tranquilizadora.

Agradecemos a estos hombres que pusieran a nuestra disposición sus recuerdos, que hoy venimos a contaros deshaciendo una madeja recién encontrada.

Consuelo Escribano Velasco

viernes, 12 de octubre de 2012

La sillería coral del Monasterio de La Armedilla


Esta sillería era de madera de nogal, fue realizada hacia 1517 y conserva diez asientos de los cincuenta y siete altos y bajos. Un sitial está en el Museo de Valladolid (180 x 80 cm); las nueve restantes aparecen catalogados en la Iglesia de Nuestra Señora de la Asunción de Rueda. Se encontraba situada en el coro alto, situado a los pies de la iglesia jerónima. Se realizó ex profeso para esta iglesia en cuanto fue terminada. Actualmente se conserva una silla baja y nueve altas.
Silla del monasterio de la Armedilla
             Conservada en el Museo de Valladolid

La silla baja se encuentra en el Museo de Valladolid. Es muy austera, la mayor parte de la decoración se encuentra en el respaldo en el que aparece un sencillo motivo de grutesco, formado por un jarrón lobulado central del que salen cuatro roleos vegetales con aves picando de sus frutos; esta decoración está enmarcada por unas pilastras que sustentan un friso con decoración vegetal. En la parte media del respaldo aparece un motivo geométrico de labor de taracea, que apenas se conserva. La misericordia también es muy sencilla, imita una ménsula que recuerda a la decoración gótica tardía, con las bolas que tanto se repiten en el monasterio. La decoración más original se encuentra en los reposabrazos, aparecen motivos figurativos fantásticos, que en este caso hay un dragón pequeño con un cascabel en el cuello, un jabalí tocando la gaita, una mano con el puño cerrado y un jabalí sentado haciendo la comida. Presenta señales de haber servido de soporte a un atril corrido, lo que demuestra que perteneciera al orden bajo de la sillería coral. Esta silla fue enviada por el párroco de Rueda, tras llevársela del monasterio,  al entonces Museo Provincial de Bellas Artes de Valladolid ya que éste reclamaba unos sitiales. En 1851 aparece en el Inventario del Museo; formando parte de la colección expuesta al público en la Galería Primera del Palacio de Santa Cruz[1]. Posteriormente pasó a formar parte del lote de objetos depositados en la Galería Arqueológica[2], actual Museo de Valladolid, que es donde se conserva actualmente.

Silla del monasterio de la Armedilla
             Conservada en el Museo de Valladolid
El resto de la sillería corrió distinta suerte, al ser depositada en el coro de la Iglesia Parroquial de Nuestra Señora de la Asunción, pasó desapercibida y no se menta en ningún Catálogo Monumental[3], puede deberse al mal acceso al coro alto de la iglesia. De las nueve sillas conservadas, cuatro de ellas están mutiladas en su respaldo para dejar pasar la luz del ventanal que tiene detrás. Estos asientos de Rueda guardan relación con el sitial conservado en el Museo de Valladolid en los motivos decorativos de los pomos. No obstante, los respaldos son distintos en tamaño y decoración. Los respaldos se decoran con unas volutas vegetales talladas en la parte superior. La decoración de la misericordia es igual a la del sitial del Museo de Valladolid. Los pomos tienen una decoración muy similar a la anterior, en este caso se representan animales fantásticos como dragones, también destacar un caballo y una especie de comadreja.


Silla del monasterio de la Armedilla
             Conservada en el Museo de Valladolid
La primera referencia a la sillería coral se encuentra en el inventario de bienes realizado en 1809, tras la expulsión de los monjes, en el cual se consigna “una sillería de nogal de cincuenta y siete asientos altos y vajos”[4]. También aparece en el inventario de 1820, en que se reseña en el coro “una sillería de nogal, bien tratada y de buen gusto, compuesta de dos órdenes”[5]. En octubre de 1845 el párroco de Rueda, don Félix López Baños, pedía a la Comisión de Monumentos una de las sillerías sobrantes de los conventos suprimidos, acordando entregarle la sillería del convento de la Merced Calzada  de Valladolid. La Comisión de Monumentos, debido a falta de dinero para conservar la del monasterio de la Armedilla, el 16 de junio de 1846 acordó conceder ésta al párroco de Rueda:

“que perteneció al Monasterio de Jerónimos de la Armedilla que se halla depositada en la iglesia parroquial de Cogeces del Monte. Al efecto lo hago así presente con esta fecha al Sr. Alcalde de dicho pueblo para que se haga entrega a V. o persona en su nombre, la expresada sillería que conservará V. en depósito, sirviéndose dar aviso a esta Comisión de haberse hecho entrega de ella, remitiendo al propio tiempo una nota del número de sillas que recibió con especificación de su mérito, clase de madera y estado en que se encuentra de conservación”[6].

En el verano de 1846 se produjo el traslado a Rueda. No obstante, según el párroco de Rueda la sillería no se encontraba en la iglesia de Cogeces, sino que se encontraba en el monasterio, habiendo desaparecido siete asientos[7]. Posteriormente la Comisión de Monumentos decidió pedir un sitial para el Museo Provincial de Bellas Artes.

Silla del monasterio de la Armedilla
 Conservada en el Museo de Valladolid

            A mediados de 1901 la torre y los tejados de la iglesia de Rueda estaban en mal estado. Para recaudar fondos el ecónomo solicita la Arzobispado de Valladolid vender “una sillería de nogal tallada propiedad de esta iglesia”[8]. El Arzobispado le informa de que necesita autorización de la Nunciatura Apostólica, a la que pide el permiso en 1902. La Nunciatura autorizó la venta cuyo precio sería el destinado únicamente a las obras de restauración del templo. El importe de todas las sillas, excepto de las nueve restantes fue de 14.000 pesetas. La sillería fue trasladada a un destino por el momento desconocido.

Miguel Herguedas


[1] Archivo del Museo Nacional de Escultura (A.M.N.E.), Inventario de 1851: (Galería Primera, nº 18, Una silla con adornos de talla perteneciente a la sillería del Convento de la Armedilla que se ha depositado en la Iglesia de Rueda. Cf. MARCOS VILLÁN, M. A., “Sobre la Sillería del Monasterio Jerónimo de Santa María de la Armedilla”, Boletín del Museo Nacional de Escultura, nº 7, Valladolid, 2003, p. 27   dialnet.unirioja.es/descarga/articulo/2062723.pdf
[2] Ibidem. A.M.N.E., Índice de las obras del Museo de Bellas Artes de Valladolid que se hallan colocadas en la Galería Arqueológica (1880) “n. º 132, silla tallada, (1,80 x 0,80 m.)”.
[3] Ibidem. p. 28.
[4] GARCÍA FLORES, Antonio; "El Monasterio Jerónimo de la Armedilla: Dispersión y pérdida de patrimonio artístico, bibliográfico y monumental", Iglesia y Religiosidad en España. Historia y Archivos”. Actas de las V Jornadas de Castilla la Mancha sobre investigación en Archivos. Archivo Histórico Provincial de Guadalajara. Guadalajara, 8-11 de mayo de 2001. Tomo II. Guadalajara, 2002, pp. 1041 -1060
[5] VALDIVIESO, Enrique; Catálogo Monumental de la provincia de Valladolid, , Antiguo Partido Judicial de Peñafiel, t VIII, Valladolid, 1975, p. 76.
[6] A. H. P. V., Comisión de Monumentos, Legajo 1-2, doc. 177. Cf. MARCOS VILLÁN, M. A., Op. Cit., p. 26. 
[7] Ibidem., p. 27.
[8] Ibidem. doc. 1 “Venta de la Sillería de Nogal”. p. 30.

sábado, 6 de octubre de 2012

La cajonería del monasterio de La Armedilla

Esta cajonería está realizada en madera de nogal hacia el año 1740. Tiene diez metros de largo y dos metros de ancho. Está formada por quince cajones y trece tableros sobre el cuerpo de los cajones. Estos tableros se decoran principalmente con rocallas en el centro, el marco está formado por pilastras dobles, cajeadas, de orden corintio. Coronadas por frontones rotos y rocallas alternados. Destaca el tablero central en el que aparece un relieve de San Jerónimo escribiendo la Biblia; es de muy buena calidad, destaca su posición arrodillado y representado de perfil, con los brazos extendidos; aparece vestido de cardenal, en cuyo traje destacan los pliegues acuchillados. Esta cajonería ha sido restaurada recientemente y se encuentra en muy buen estado.


Apenas aparecen datos relativos a la cajonería en los documentos, ya que se centran principalmente en los bienes muebles que se encontraban en el interior de la iglesia. Se sabe, a través de un diario[1] del siglo XIX, que tras ser expulsados en 1820 los monjes del monasterio, la cajonería se llevó junto con ropas litúrgicas y unas consolas a Cogeces del Monte. No obstante cuando los frailes volvieron al monasterio, esta cajonería se les devolvió junto con las ropas litúrgicas. En 1835, cuando se realiza el nuevo inventario, seguramente ya se hubiera llevado de nuevo la cajonería a la sacristía de Cogeces del Monte, pues no aparece mencionada en ningún inventario.

Miguel Herguedas Vela

















[1] Este diario se encuentra en la casa de Jerónimo Villar, en Cogeces del Monte realizado por Vicente Vela, pp. 14 -15. Aparece trascrito en SANTOS, Isabel; en "Historia del Siglo XIX"  “Tiempo, Periódico de Cogeces del Monte, nº 119, Cogeces del Monte, Septiembre a Diciembre de 2000, p. 22.

domingo, 30 de septiembre de 2012

La Orden de San Jerónimo

Relieve de San Jerónimo escribiendo la Vulgata
Cajonería procedente del Monasterio
de La Armedilla
Iglesia parroquial de La Asunción
Cogeces del Monte
Todos sabemos que en el monasterio de la Armedilla estuvieron los monjes jerónimos desde los primeros años del siglo XV, ya que allí se instaló un pequeño grupo de éstos procedentes de La Mejorada de Olmedo. Para saber un poquito más sobre ésta orden y sus finalidades, en este caso publicamos un capítulo del trabajo fin de máster titulado Casas Reales y Aposentos en los monasterios jerónimos de la Corona de Castilla, realizado por Miguel Herguedas Vela, dirigido por el profesor catedrático Miguel Ángel Zalama y presentado en mayo de 2011. La finalidad de publicar este pequeño capítulo es difundir un poco más los conocimientos a cerca de la orden de San Jerónimo en el contexto y mentalidad de los siglos XIV al XVI en Castilla, especialmente de las relaciones de la órden, la Iglesia y la Corona durante las dinastías Trastámara y los primeros Habsburgo. 
LA ORDEN DE SAN JERÓNIMO-Miguel Herguedas


martes, 25 de septiembre de 2012

El retablo mayor del monasterio de La Armedilla



Antiguo retablo mayor
del monasterio de Ntra. Sra de la Armedilla
1635
Iglesia de Ntra. Sra. del Manto
Riaza, Segovia 
            Es la obra de mayor envergadura a la que se enfrentó el monasterio durante el siglo XVII. Fue realizado en 1635 y actualmente está en la iglesia parroquial de Nuestra Señora del Manto de Riaza, en Segovia. El retablo está formado por un banco, un cuerpo y un ático. El primer cuerpo tiene tres calles, con cuatro columnas de orden corintio sobre entablamento con entrantes y salientes. En el centro hay una hornacina para el Sagrario y la Virgen y en las calles laterales dos cuadros. En el ático, sobresale la calle central, hay una pintura en el centro con dos columnas corintias sobre podio y rematadas por un frontón roto; en el centro de éste posee una tarjeta; ésta tiene en el centro tiene un jarrón de azucenas, símbolo de la orden de los Jerónimos, rematándose en una cruz. A los lados tiene dos pinturas flanqueadas por pilastras con decoración de roleos vegetales y un remate de volutas.

San Jerónimo con San Agustín
         
 Las pinturas del retablo también son de hacia 1640, son de la escuela vallisoletana y se relacionan con el entorno de Diego Valentín Díaz. Los cuadros principales representan escenas de la vida de San Jerónimo, patrón de la orden, y las más pequeñas representan escenas de la vida de Cristo y de la Virgen. En el banco se representan “el nacimiento de Cristo” y “la huida a Egipto”, hay otras cuatro pinturas de pequeño tamaño en los salientes que representan a santas vírgenes y mártires. Los cuadros del primer cuerpo representan en el lado del evangelio se representa “San Jerónimo con San Agustín”, en el del lado de la epístola se representa “San Jerónimo escribiendo la Vulgata”; sobre ambas pinturas hay dos escenas de la Vida de la Virgen, son “la Anunciación” y “el Nacimiento de la Virgen María”; en la parte superior se representa: en la pintura del lado del evangelio a “San Jerónimo haciendo penitencia”, en el cuadro central, aparece “La última Comunión de San Jerónimo” y el cuadro del lado derecho “San Jerónimo nombrado secretario del Papa San Dámaso”. Estos cuadros son muy sobrios, tienen una composición sencilla y una luz tenebrista.
Anunciación 
Sta Águeda
Sta. Lucía

Se han conservado únicamente los contratos de pintura, dorado y estofado, desconociendo el nombre del autor de las trazas y del entallador. El 6 de marzo de 1635, ante el escribano de Traspinedo, Pedro de Olmedo, se otorgaba la escritura de concierto entre el monasterio y Pedro de Fuertes y Francisco Martínez para pintar, dorar y estofar dicho retablo, según las condiciones aprobadas ese mismo día por el prior de la Armedilla, fray Sebastián de la Moratilla, pero no llegaron a realizarlo. Unos días más tarde Manuel Ruiz, vecino de la ciudad de Valladolid, pasó por el monasterio y vio la hechura del retablo  las escrituras de aquellos pintores. Se comprometió con el convento a rebajar el coste de la obra y a mantener las condiciones, firmándolas ante el mismo escribano de Traspinedo el 10 de Marzo. Como fiadores de Manuel Ruiz se presentaron José López, pintor, y Juan Rojo, tratante en el rastro de Valladolid[1].
           
Adoración de los Magos
       

     En 1822 el retablo se llevó a Riaza, y se instaló en la iglesia parroquial de Nuestra Señora del Manto. El encargado-jefe de la Comisión Provincial de Monumentos de Valladolid, estando en Iscar y tras visitar el monasterio, señalaba en un 
oficio firmado el 4 de enero de 1845, entre otras cosas, lo siguiente:

            El altar mayor es de madera de pino en su color sin nada dorado ni pintado,[…]. El retablo mayor que tenian antes de la primera expulsión de los Monges, de grandes dimensiones y según dicen de mucho merito, esta en la Villa de Riaza, que dio a los mismos treinta mil reales para no devolverle[2].


Actualmente se encuentra en muy buenas condiciones en esta iglesia parroquial de Riaza, situado en el presbiterio y adaptado al espacio.

San Esteban

Sta. Catalina de Alejandría
Adoración de los Pastores
Miguel Herguedas Vela


[1] La documentación sobre el retablo se localiza en A. H. N., Clero, Legajo 7.526. Cf.: GARCÍA FLORES, A. “La iglesia del monasterio jerónimo de Nuestra Señora de la Armedilla (Cogeces del Monte, Valladolid): Documentos para la historia de su construcción y de otros objetos artísticos”, HEVIA BALLINA, Agustín, Memoria Ecclesiae XVII, Arte y Archivos de la Iglesia; Santoral Hispano-Mozárabe en las Diócesis de España; Actas del XIV Congreso de la Asociación de Archiveros de la Iglesia en España, celebrado en Barcelona del 13 al 17 de Septiembre de 1998, Oviedo, 2000. pp. 204 y 212 -217
[2] A. H. P. V., Sec. Histórica, 268, Comisión de Monumentos, f. 173. Ibidem. pp. 208.

lunes, 17 de septiembre de 2012

La Devoción a Nuestra Señora del Henar

Talla románica de Ntra. Sra. del Henar
Foto: Consuelo Escribano

Uno de los santuarios más importantes de Castilla es el de Nuestra Señora del Henar. Su devoción está profundamente arraigada en los pueblos y ciudades de alrededor contando con inmensidad de devotos, y contándose por miles aquellos que se acercan al Santuario a cada año. Este lugar ha sabido conservar a lo largo de los siglos esa necesidad que tiene el hombre de congregarse en determinados sitios con una finalidad de cohesión social. Los santuarios desde que el hombre es hombre han acrecentado esta necesidad, basándose muchas veces en el desarrollo de un imaginario colectivo, y han creado así una inmensa fuerza que ha conseguido la sacralización.  En Europa y especialmente en nuestro territorio o país, es la Virgen María protagonista de muchos de ellos. No gratuitamente, claro, pues ella es la Madre de Dios, de Jesús de Nazareth, cuyo ejemplo nos ha llevado a los hombres a nombrarla protectora de nuestros lugares y territorios desarrollándose así una religiosidad popular muy rica ya incluso, en el mundo cristiano, desde antes del Concilio de Nicea (325).

La Virgen preparada para la Eucaristía
Foto: Consuelo Escribano
          
  La veneración que la Virgen del Henar ostenta en la actualidad es amplísima y muy antigua, sus tallas y cofradías aparecen en muchísimas iglesias y parroquias de toda España, sobre todo desde el siglo XVIII. Como ejemplo tenemos la obra que escribe el jesuita Juan de Villafañe: Compendio Histórico en que se da noticia de las milagrosas y devotas imágenes de la reina de los cielos y tierra María Santísima que se veneran en los más célebres Santuarios de España. Advierte que hay poco que sea cierto y averiguado sobre el origen de la talla, pero consciente de la tradición que sobre ella pesa indica la leyenda sobre ella, como que fue fabricada en Antioquía y traída por San Jeroteo en el año 71 y venerada en un pueblecito llamado San Cristóbal del Henar. Es curiosísimo el comentario artístico que el padre Villafañe hace sobre esta Virgen, su forma de catalogar sigue unos pasos muy contemporáneos, y aunque como es lógico, él se confunde, deduce que por su tipología (una talla románica) es una de las más antiguas que hay en nuestro país.

Eucaristía en honor a Ntra. Sra. en la pradera
Foto: Consuelo Escribano

            Pero ya dentro de lo que es la leyenda conocida por todos, en este caso fueron San Frutos y sus hermanos los que ocultaron la imagen para evitar que fuera destruida durante alguna de las razzias, junto con un cirio encendido y en un lugar seguro. Según la leyenda fue indicado por un ángel (relación entre Tobías y San Rafael), cercano a la iglesia en la que se encontraba. Ahí fue resguardada la talla de la Virgen hasta que en el año 1580, un pastorcillo de Viloria vio a una señora que le curó el brazo y le pidió que llamara a su padre para que cavara y rescatara la imagen, y la hicieran una casa. Así hicieron, y tras retirar unas losas encontraron la talla de la Virgen junto con un cirio encendido. Cogió el padre la imagen en sus brazos y de ahí empezó a manar agua copiosa. Los pastores, con asombro, llevaron la imagen a donde había estado la talla antiguamente, a las ruinas de la antigua iglesia donde dispuso un sencillo altar. Allí acudieron los de Cuéllar una vez se les había avisado, y en una humilde choza la estuvieron venerando hasta que en 1642 con las limosnas de los vecinos y marqueses de Cuéllar, así como de los duques de Alburquerque costearon el edificio actual, que se tardó en hacer dos años.
Foto: Consuelo Escribano  
Inicio de la procesión
Los peregrinos danzan ante la Virgen
Foto: Consuelo Escribano
            Esta leyenda se publica por primera vez en la Historia de la milagrosa imagen de Nuestra Señora del Henar por Gregorio Baca de Haro, un clérigo segoviano que obtuvo el puesto de Capellán Mayor de Su Majestad en la Capilla Real de Granada. Ahí, además relata varios milagros que hizo la imagen y  después, el Padre Villafañe incluyó en su libro un resumen de los que él considera los más importantes. Aquí destacamos la primera salida de la Virgen de su Santuario que tuvo lugar en el año 1651 debido a una plaga de langosta que azotaba a la Comunidad de Villa y Tierra de Cuéllar. Se relata que se sacaban los santos en procesión, que se hacían disciplinas públicas y viendo que no cesaba, se decidió llevar al Virgen a Cuéllar para ponerla en novena, al sacarla de su casa toda la langosta levantó el vuelo y cubriendo el sol y se arrojó a los ríos y arroyos, desapareciendo la plaga. De ello dieron testimonio los presentes y ello contribuyó a aumentar la devoción hacia esta imagen entre los pueblos de alrededor considerándola como protectora suya.
Innumerable gentío en torno a la Virgen con los niños en la carroza
Foto: Consuelo Escribano

            Esta devoción ha pervivido durante siglos, se conservan numerosos testimonios en torno a la romería de El Henar, su novenario e incluso el lugar, que forman parte de la vida de los habitantes de los pueblos de alrededor. Sigue siendo tradicional visitar a la Virgen en su camarín además acudir a la Fuente del Cirio o comer en la pradera. Desde aquí os invitamos a dejarnos vuestras historias relacionadas con este lugar.

La Virgen del Henar bajando hacia la pradera en la carroza con los niños
Foto: Consuelo Escribano

Miguel Herguedas Vela