Pico de la frente sobre el que se sitúa el Castro de la Plaza. Vista desde la confluencia de los arroyos Valcorba y Cogeces. |
Vivencias de una arqueóloga
Recientemente caía, por sorpresa, en mis manos una fotografía que me hicieron allá por 1986 en una de las camapañas de excavación arqueológica en el Castro de la Plaza. Tal vez en un descanso o al final de la jornada o, por qué no, al comienzo de la mañana, decidimos hacernos una el director de la excavación, José Antonio Rodríguez Marcos, y yo, espalda con espalda. Era en mi pueblo, yo formaba parte del equipo de intervención, estaba recién licenciada, acabada mi carrera , formándome en el campo, como se brean los auténticos arqueólogos, para luego en decenas y centenares horas de taller, estudio, dibujo y mas estudio, llegar a escribir unas cuantas ,líneas que permitan entender cómo era la vida hace mil o dos mil años.
Mis recuerdos de aquella campaña son maravillosos. Estudiantes ávidos de aprender, protolicenciados con los dientes largos por estar allí, en primera línea de una investigación de tanto interés, directores de gran trayectoria y talla intelectual, cogezanos que nos visitaban y alucinaban con nuestras fomas de trabajo (la cara de Valerio Arranz viéndome tirar de pico, pala criba y lo que fuera menester era un poema), el papel de Julio Andrés como alcalde y amigo de todos, las albóndigas de Yayo, los paseos por los poyatos del Quiñón y por el bosque encantado, las vistas desde el Pico de la Frente que apelaban a que este era un lugar esencial que dominaba del Duero en Tudela hasta las cabeceras de los valles; todo se junta en mi cabeza atropellado pero como si hubiera sido ayer mismo.Hoy veintiséis años después, sigo teniendo las mismas ganas de conocer sobre este lugar y su significado, conservo la amistad de muchos de los que allí trabajamos y tengo un nudo en la garganta al recordar tanto trabajo y tantas satisfacciones.Va por Marcos, que infatigable recompone el puzzle de la ocupación del Bronce Medio en el centro de la Cuenca del Duero, que hizo de esto su tesis doctoral y que es mi amigo. Va también por Rober, que incluyó este maravilloso lugar emblemático en uno de los pasajes de su primera novela, Por el honor de los Vacceos.
El Castro de La Plaza
Vista aérea del Castro de la Plaza y Pico de La Frente |
Plano del Castro de la Plaza utilizado por Delibes y Manzano en 1981.
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Hace fresco por la mañana en septiembre. El traqueteo dentro del Land Rover de nueve plazas nos mantiene despiertos y oscilantes. Subimos la cuesta de Peroleja y percibimos el enorme desnivel hasta llegar ala llanura del páramo. Pasamos los campos de cereal cosechado y nos adentramos por un camino hasta el bosque de encinas. Apuntan algunos enebros y sabinas, robles, espinos, espantalobos y jazmines.
Somos arqueólogos. Nuestra jornada comienza pronto. No hay nadie en el camino. Vamos forrados de ropa. En el habitáculo del coche no hay un sitio vacío; amontonamos a nuestros pies trípodes, cabeza de nivel, jalones, cámaras de fotos en sus fundas, los cuadernos de campo, el papel cuadriculado, cintas métricas, guantes, bolsas, fichas en blanco. Tenemos una perspectiva de conocimiento. Movemos incansablemente la tierra para analizar hasta el mas mínimo detalle. Es importante lo que hay y lo que no hay, su relación, localización, posición, conservación.
Hemos llegado a una superficie abierta, una herida gruesa que se abre en el bosque. A ambos lados se amontonan piedras en lomos de acantilados mínimos. Estamos en el centro de la nada que fue un enorme túmulo, ahora vaciado por las máquinas excavadoras, en el cierre del Castro de la Plaza.
Conocido ya por Agapito y Revilla y recogido en la Carta Arqueológica de Federico Wattemberg a mediados de los 70 del siglo XX, era, entonces, interpretado como un castro de la Edad del Hierro, uno mas de los hasta entonces conocidos. Su situación en el extremo noroeste del término municipal de Cogeces del Monte, sobre un promontorio de páramo a 876 m sobre el nivel del mar, dominando la confluencia de los arroyos Valcorba y Cogeces, ofrece unas bellísimas, magníficas y extensas posibilidades visuales sobre el Duero.
A comienzos de los 80 la noticia de su desmantelamiento, prácticamente total, para que la piedra que conformaba la gran defensa fuera directamente a una machacadora, supuso como reacción inmediata, la realización de un exhaustivo y sistemático trabajo arqueológico bajo la dirección de Germán Delibes y Julio Manzano. Fueron ellos quieres prospectaron el lugar por primera vez, caracterizando este enorme encerradero de mas de 17 ha. en el que se desmentía una ocupación de la II Edad del Hierro. Fueron ellos los primeros en realizar una excavación arqueológica, determinando datos interesantísimos sobre las características de esta enorme muralla de mas de 150 m de longitud por mas de 20 de anchura y 4 de altura.
Pacientemente observaron, documentaron y analizaron los materiales y técnicas que se habían empleado para levantar esta muralla. Bloques desiguales de caliza habían sido trabados con tierra. La enorme defensa solo se interrumpía en una posible entrada, aparentemente coincidente con la embocadura del camino actual que comunica este espacio con la población de Cogeces del Monte.
Tras sus importantes trabajos, la batuta de la dirección arqueológica de las investigaciones en La Plaza pasó a José Antonio Rodríguez Marcos , quien intervino hasta tres veces, entre los años 1980 y 1986, aportando novedades respecto al conocimiento de este tipo de enclaves y de sus defensas. Estas actuaciones permitieron reconocer que la muralla sufrió un intenso fuego, siendo posible reconocer troncos de madera carbonizados y bloques de caliza convertidos en cal viva, lo que nos permite apuntar la utilización del encofrado para su construcción y su mantenimiento, a la vez que los procesos destructivos de aquella.
Ortofotografía del castro de la Plaza.
Con las flechas se señala la llaga de la muralla.
Fotografía proporcionada por J.A. Rodríguez Marcos.
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El imponente lugar corresponde a una época en la que se han documentado decenas de pequeños poblados situados en el fondo de los mismos. Es por ello que ha sido interpretado como un núcleo aglutinador de los pobladores del entorno. Aún no hemos reconocido estructuras en su interior, tampoco restos materiales que apunten a una posible actividad ganadera o agrícola del gran espacio que encierra la muralla. Entonces ¿Qué se hacía allí? ¿Cúal era la función del castro de la Plaza?
Cerámica de carena alta tipo protocogotas, de la Plaza.
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Es innegable que la sociedad que levantó la gran estructura defensiva tuvo que invertir un esfuerzo enorme en hacerlo.; tiempo e individuos exigen de una organización, del concepto de trabajo para la comunidad y de la existencia de una jerarquización social compleja . Quizá sea un lugar de referencia territorial no ocupado de forma permanente sino solo en momentos de encuentro entre las diversas comunidades de una misma zona, siendo esta impresionante muralla, hoy venida a menos, el testimonio simbólico de una comunidad de mediados de la Edad del Bronce. Intercambios comerciales, lazos de parentesco, celebraciones rituales, concertación de matrimonios, exhibición del estatus, administración de normas…..y quién sabe cúantas cosas mas, pudieron celebrarse en la plaza de forma periódica.
Las intervenciones en el Castro de la Plaza han permitido datar un horizonte cultural específico, hoy bien conocido como horizonte Cogeces, La Plaza o Protocogotas, cuya datación se sitúa alrededor de 1600 a C.
Mucho queda aún por saber de este lugar que ha permanecido en la memoria de la gente hasta la actualidad. La realidad de la Plaza se mezcla con la costumbre y el mito e incluso ha sido objeto de tratamiento literario.
Consuelo Escribano Velasco
También se puede consultar la siguiente bibliografía sobre este yacimiento:
Me encantó el relato.
ResponderEliminarQué despiste no haberte contestado. Gracias Joan, viniendo de ti es todo un halago.
Eliminarmuy buen trabajo sobre la labor arqueológica en La Plaza. me gustaría saber cual es la situación patrimonial del yacimiento a dia de hoy. gracias por el relato.
ResponderEliminarHay que crear un CUERPO de Guardias-jurados de Vigilancia y Protección de Yacimientos Arqueológicos.....
ResponderEliminarA nivel NACIONAL y MUNICIPAL...
( es una Opinión Particular )....Suerte & Good-luck