lunes, 25 de noviembre de 2013

La fiesta de los toros y su plaza en Montemayor de Pililla

La tradición y la costumbre hacen casi inseparable la comunión entre los toros y Montemayor de Pililla, ya lo dice la coplilla “en Montemayor novillos…”, esta unión tiene su lugar preferente de encuentro en la Plaza de Toros atalancada que, año tras año, se construye con motivo de la Función de la Exaltación de la Santa Cruz. 


Esta plaza de madera, que ahora llaman empalizada, ya que se construye con palos, pies derechos, vigas, burladeros, tablas y charranchas, se ha venido realizando en los espacios públicos señeros, la Plaza de Mayor o la Plaza de la Iglesia, hasta que la urbanización y el hormigón la han colocado en las afueras, en la “playa” junto al campo de fútbol. El lugar es lo de menos, desde que las gentes de este pueblo tienen uso de razón, incluidos los años de la Guerra Civil, se ha conformado según manda la tradición. 

La expectación crece desde mediados de agosto por ver como va construyéndose nuestra plaza. No hay vecino de esta villa que no tenga una anécdota, un cuento acaecido en ella. No hay vivencias más profundas que las que se acumulan entre sus maderos, comenzando por el sorteo del “tablao” o “entablao”, temprano el “día de la Víspera
”, hasta los sustos y risas por la ropa de “Domingo” rota o manchada con las vaquillas el “día de la Abuela”, pasando por el triduo festivo al completo. Miedo, valentía, amoríos, coraje, en fin, una serie de sentimientos que no se pueden encorsetar en unas cuartillas y que perpetúan el festejo popular en ese recinto querido. 



Por ello estamos intentando preservarla desde la Asociación Cultural Taurina la Empalizada de los vientos cambiantes, de las modas o de los encargados de turno, para protegerla y proteger nuestra memoria colectiva, uno de los pocos hitos o ritos que conservamos frente a la “modernez” arrolladora.




Javier Sanz




lunes, 18 de noviembre de 2013

I Jornadas del Patrimonio: Gestión Integral del Patrimonio Cultural


Inauguración de las I Jornadas de Patrimonio
Durante los días 8 y 9 de noviembre tuvieron lugar estas jornadas dedicadas al Patrimonio Cultural. Gihec, como co-organizadores junto a Ciudadanos por la Defensa del Patrimonio de Valladolid, queremos agradecer a los participantes su interés, a las instituciones (Dirección General de Patrimonio Cultural, Universidad Miguel de Cervantes y Ayuntamiento de Cogeces del Monte) su apoyo y colaboración. Estamos mas que satisfechos por el resultado.

La jornada del primer día tuvo lugar en el Salón de Grados de la Universidad Europea Miguel de Cervantes, tras la presentación e inauguración la primera conferencia fue llevada a cabo por Enrique Sáiz Martín, Director General de Patrimonio de la Junta de Castilla y León, bajo el título "El patrimonio como motor de desarrollo en Castilla y León" mostrando las diferentes intervenciones en las que ha intervenido la Junta, y de ella podemos destacar:

El patrimonio cultural es complejo y varía y amplía su concepto. En la actualidad nadie cuestiona la necesidad de valorar el llamado patrimonio inmaterial en la misma medida que el tangible. En estos tiempos son necesarios la implicación social y una profunda reflexión sobre la gestión patrimonial.
Conferencia de Enrique Saíz
El Patrimonio como motor de desarrollo en Castilla y León
Tras ésta, intervino el presidente de la Asociación de Ciudadanos por la Defensa del Patrimonio de Valladolid, Miguel Ángel García Velasco, que además también estuvo en la coordinación del curso, en ella nos mostró una amplia reflexión sobre el concepto del patrimonio cultural y sus diversas formas de manifestación: Hay muchas manifestaciones humanas que hoy no se consideran culturales y pueden llegar a constituir bienes futuros del patrimonio cultural.

Intervención de Miguel Ángel García Velasco
Tipos de patrimonio y ejemplos de gestión aplicados
 
Bajo el título "Investigación y puesta en valor del patrimonio arqueológico en Castilla y León" Jesús del Val intervino en una conferencia en la que mostró diferentes yacimientos gestionados por la Junta de Castilla y León, de ella podemos destacar: 
 El Patrimonio arqueológico es especialmente frágil y requiere de un tratamiento, muy específico. Su investigación y puesta en valor exige grandes dosis de pragmatismo y un esfuerzo en la socialización de su conocimiento y preservación.
Presentación de la conferencia de Jesús del Val
Investigación y puesta en valor del patrimonio arqueológico en Castilla y León

La sesión de la tarde comenzó con la conferencia de David Muriel Alonso, Técnico de Desarrollo Local de Medina del Campo, en la que señaló que La gestión del patrimonio cultural a escala local requiere de una seria programación que puede incardinarse en la gestión turística a través de recursos en los que la participación ciudadana es clave.

Conferencia de David Muriel
Ejemplos de gestión patrimonial en Medina del Campo
Esta primera jornada finalizó con una mesa redonda que estuvo presidida y moderada por Carlos Belloso Martín, Decano de la Facultad de la Facultad de Ciencias Jurídicas de la Universidad Europea Miguel de Cervantes. En ella participaron los coordinadores de las jornadas Consuelo Escribano Velasco y Miguel Ángel García Velasco y también David Muriel Alonso donde respondieron a diferentes preguntas sobre el patrimonio cultural.  

La segunda sesión de las I Jornadas de Patrimonio tuvo lugar en Cogeces del Monte, en el Salón de Actos del Ayuntamiento y se ha realizado una visita al Monasterio de Nuestra Señora de la Armedilla. Comenzó con la conferencia del profesor de la Universidad de Valladolid, Francisco Javier Gómez, cuya dedicación a la sociología hizo reflexionar en varios aspectos del patrimonio especialmente en la necesidad de evaluar el impacto que éste tiene a la hora de hacer su gestión, ya que los niveles de evaluación en estos aspectos están a un nivel muy primitivo. 
Mesa redonda 
Las asignaturas pendientes en la gestión patrimonial en relación con el turismo cultural deben ser objeto de evaluación.
También se trataron temas relacionados con la museografía, en la conferencia llevada a cabo por el miembro del GIHEC Roberto Losa, con su experiencia en la gestión de colecciones locales nos ofreció una conferencia en la que pudimos comprobar los objetivos hacia los que un museo ha de dirigirse, debe ser profesional, atraer a los visitantes, dinamizar la vida cultural de la comunidad y contar con los medios culturales básicos. 
Intervención de Francisco Javier Gómez 
La práctica de la museografía a escala local es compleja. Una garantía de la buena gestión es la correcta programación, Los proyectos han de tener en cuenta los objetivos, la realidad económica en la que se inserta la sociedad que los acoge y cual es su posible proyección real.

Presentación de la Conferencia de Roberto Losa
Museografía y expresión en el ámbito rural
Además, la mañana se cerró con una visita interpretativa al Monasterio de Nuestra Señora de la Armedilla, guiada por Consuelo Escribano Velasco, en la que tras visitar las ruinas se pudo hacer un pequeño cruce de ideas sobre cómo se deben gestionar estos lugares tan complejos.

Por la tarde el profesor Ignacio Molina, del departamento de Geografía de la Universidad de Valladolid, en su conferencia, en la que propuso diferentes formas de llevar a cabo la gestión del patrimonio a escala local y la importancia que éste tiene en su desarrollo. 
Visita al Monasterio de Nuestra Señora de la Armedilla
La última conferencia fue llevada a cabo por los miembros del GIHEC, Consuelo Escribano Velasco y Miguel Herguedas Vela que expusieron la forma en que el grupo de investigación se organiza y sus diversas actividades relacionadas con la innovación en el estudio, catalogación y presentación publica del patrimonio cultural. 
Conferencia de Ignacio Molina
El patrimonio cultural como eje vertebrador del desarrollo local
Tras el resultado de estas primeras jornadas creemos necesario seguir impulsando este tipo de actividades por lo debido al interés de muchos de los asistentes nos sentimos con fuerzas para en años venideros realizar las siguientes sesiones. 

Miguel Herguedas y Consuelo Escribano
Nuevas orientaciones en la gestión del patrimonio cultural

martes, 12 de noviembre de 2013

La Armedilla. Arqueología con emoción


Llegar a la Armedilla es, en principio, una sorpresa, pues tras la curva de la carretera y casi inesperadamente, te das de bruces con la imagen recortada de una espadaña que parece emerger de la ladera. Es un lugar hermoso, una ruina solemne, sobria y llena de energía donde el clima se muestra crudamente exagerado: sofocante y helador, dependiendo de la estación.

Hay que dar muchas vueltas a estas ruinas para entender su funcionamiento. La propia evolución y la incuria son responsables de una amalgama de muros y vacíos, de abrevaderos y gradas, de difícil comprensión. 

A la vez es un lugar intemporal en el que se cruzan significados y valores, un complejo de sombras y luces que atrapan a las mentes mas inquietas y a los sentidos mas exigentes. 

Mucho mas allá de la belleza de la ruina, de las leyendas que lo aderezan y de las fotografías que se le hacen, se entrevé un significado histórico, territorial,socioeconómico, antropológico...

Estar allí tiene un sentido casi telúrico, como si un eje te atravesara y anclara al suelo, a las raíces, y luego te proyectara a una copa invisible que mueve el viento, que se tuesta al sol y se humedece con el relente del valle. 

El origen del monasterio jerónimo de La Armedilla está en lo pequeño, lo mínimo diría yo, de una cuevita, un abrigo de caliza de pequeñas dimensiones, donde según cuenta el Padre Sigüenza, una imagen de la virgen fue escondida de moros, hasta que unos pastores –cómo no- la devolvieron a las gentes. Resultó que era una milagrera reliquia y los devotos empezaron a peregrinar, lo que requería de la presencia de un ermitaño.

Al Concejo de Cuéllar, en cuyos límites mas norteños se hallaba la cueva, debió parecer gravoso el mantenimiento de esa ermita, así que ofrecieron a los monjes cistercienses de Sacramenia este lugar. Sin entrar en mas detalles, parece que la callada fue la respuesta y jamás existió un monasterio cister en la Armedilla. 

Deconstruir decenios de ideas sobre los monjes del cister asentados allí, a base de copiar y reproducir el error, no ha sido tarea fácil, mas aún si quien lo dice es una arqueóloga, esa especie de lo que viene a interpretarse como una aventurera ( por no decir rara avis) de profesión vocacional de la que poco o nada se sabe.

Así que las venerables ruinas que llegaron a nosotros son jerónimas, oficialmente a partir de 1402, cuando se firma el documento de toma de posesión por los monjes de la Mejorada de Olmedo. Fue Fernando de Antequera, señor de Peñafiel y Cuellar y futuro Fernando I de Aragón, dona a estos nuevos moradores la hermyta e granja con todas las edificaciones della. 

La ermita era ya una iglesia semirupestre a la que se adjunta una granja. ¿Era esta una de aquellas granjas de los monjes cistercienses? Pudiera ser, pero no hay un solo dato mas en esa dirección, al menos por el momento. Vaya bicoca de lugar de estudio, no tiene mas que preguntas y las soluciones cuestan miles de horas de trabajo, de contrastar opiniones, de saber entender el territorio, de las distancias a las casas de las que dependían. Todo un galimatías. 

Son estos jerónimos, orden ascendente de la época, quienes heredan la antigua ermitiella y anejos y comienzan a levantar el monasterio sobre tres terrazas artificiales. 
La terraza baja abraza la pequeña iglesia e instala el claustro y en su derredor, todas las dependencias.

La Cueva se convirtió en cripta y 30 escalones hacia arriba una nueva iglesia de planta rectangular servía para el culto monacal. Esta nueva iglesia ocupa la terraza intermedia. Un siglo mas tarde, siendo ya los Alburquerque los señores cuellaranos, ejercieron su mecenazgo en la Armedilla levantando un palacete, en el que algunos de ellos testaron, y, muy a su pesar, una nueva iglesia, junto a la portería y sobre la huerta, ya en la terraza inferior 

Antes de excavar los arqueólogos trabajan. 


Sin estridencias e intentando que se compensen los esfuerzos presupuestarios y el rendimiento científico, se ponen en marcha los mecanismos técnicos que permiten conocer mejor este lugar sobre el que se han repetido imprecisiones. 

Lo mas duro, estar sin estar, lo mejor, ver que se podía hacer, que se iba a hacer. 

Poner al día toda la documentación del Archivo Histórico Nacional –la que se salvó de la desamortización- y lo poco y especialmente inesperado del Archivo Diocesano –que por error se guardó como “ Cuentas de un particular” fue un inicio alentador que nos daba perspectivas de análisis sobre la economía conventual en el XVIII, sobre las decisiones capitulares, las explotaciones dependientes del Monasterio, y un sinfín de noticias sobre la estructura monacal. 

Hasta entonces se carecía de planimetría y la fotogrametría con scaner digital puso a nuestro alcance, con las limitaciones y aciertos propias del método empleado, ortofotografías de millones de puntos de los alzados del monasterio. 


La excavación en el claustro. 
Vista general de la galería norte del claustro. 
Al  fondo se aprecian las huellas de los arcos formeros
Junto a la cueva se abría el patio o claustro reglar. Una estructura incompleta, parcialmente desaparecida bajo los escombros, sin las bóvedas que se decían cistercienses por ser de crucería, según se pueden ver en las fotografías realizadas por Francisco Antón hacia 1920. Había quienes decían que este había sido completamente expoliado y que el pedrerío se hallaba en una finca de un pueblo próximo.

En 2006, apenas quedaba un espacio cuadrangular de 25 x 25 metros invadido por la vegetación. En algunos de los muros, se apreciaban las huellas del arranque de los arcos formeros que definían parte de las bóvedas de crucería hoy desaparecidas, y de las que dimos cuenta en el registro arqueológico.

La panda occidental estaba colmatada por un potente nivel de escombro compuesto por sillares, molduras de ventanas, claves de bóveda….procedentes de los alzados de las fábricas. Muros y bóvedas yacían sobre el suelo de la galería tras el abandono del complejo monástico entorno a los siglos XIX y XX. 

El primer sondeo nos dejó reconocer los restos de un pavimento de losas que recorría los pasillos del claustro que se conservaba como un elemento purame
nte residual; apenas una solitaria losa de piedra encajada en el fuste de una de las columnas adosadas al muro de la galería

Enfrentado a esta columna y a una distancia de tres metros, aparecieron los restos de un muro que servía de apoyo a un pilar de planta cruziforme, bastante similar a los que se conservan en el monasterio de Nuestra Señora de la Estrella en la Rioja, cenobio perteneciente a la misma orden religiosa que la Armedilla y fundado en la misma época –Siglo XV-. 

Estos resultados nos fueron de gran utilidad a la hora de comenzar la intervención arqueológica extensiva en las pandas. 
Los niveles de escombro llegaban a tener hasta tres metros de espesor decidiéndose, en aquel momento, su retirada. De este modo, se hacía mas comprensible el trazado y altura en sus origen y durante su uso entre los siglos XV y XVI. 

Las galerías del claustro contaban con un muro bajo donde se ubican los restos de pilares de donde arrancan los nervios de bóvedas de crucería que van a descansar sobre columnas dispuestas frente a ellos a intervalos regulares. 
La retirada del escombro constató el expolio de las losas del pavimento original, del que solo se conservan dos losas, una de ellas encajada en una columna del pasillo norte, la otra junto a uno de los muros de la galería oeste. Lla facilidad de para su obtención y la buena factura que tenían garantizaban su reubicación y reutilización en nuevos edificios. 

Otro tanto ocurrió con las 12 semicolumnas adosadas a los muros internos del claustro, de las que en buena parte de los casos solo quedan las bases y que no comparecieron durante el trabajo de desescombro, y con las jambas de las 5 o 6 puertas detectadas en el proceso de excavación arqueológica. 

Sabemos de estas 6 puertas, una de ellas daba acceso al Camarín de la Virgen, obra fechada en 1692, localizada junto a la cabecera de la Iglesia, en la esquina NO del claustro. 

En este mismo pasillo se localiza una nueva abertura. Destaca por no solo su relativa monumentalidad, configurando un acceso de buenas dimensiones, sino también por el arrasamiento de su estructura. Nuevamente las jambas están totalmente expoliadas. 

Si tenemos en cuenta que en todo monasterio existen dos estancias dotadas de mayor importancia como son el refectorio y la sala capitular, posiblemente nos encontremos ante la entrada de una de ellas. 

La excavación arqueológica también nos ha permitido identificar el aspecto último que tenían los lienzos del cenobio. En algunos tramos vemos como conservan un revestimiento de cal que en ocasiones está pintado simulando un trampantojo de sillares con llagueado pintado en negro. Incluso comparecen graffitti, concretamente una botella. Los documentos del monasterio nos hablan del uso de esta técnica decorativa en los primeros años del siglo XVI, conservando este aspecto hasta la desamortización y posterior abandono del recinto monástico en el siglo XIX. 

Como es sabido, La Armedilla es un lugar bien abastecido de agua y posee una red con captación en el Arca Madre. Ese flujo de agua es conducido y canalizado por los monjes a través de atarjeas y tubos de arcilla machihembrados, hasta las diferentes estancias del mismos y dada su configuración aterrazada sobre la ladera la propia caída facilitaba el discurso del agua por todo el monasterio para acabar, bajo la terraza inferior, canalizada hasta la huerta del convento.

Los pasillos que definen el área claustral no solo sirvieron a los frailes como lugar de encuentro y reflexión espiritual, también fue el lugar elegido como última morada. Allí se hicieron enterrar algunos miembros de la comunidad jerónima, una cuestión recogida en las citas documentales y reconocida por la excavación arqueológica. Conocemos su ubicación en el claustro bajo como sugiere el acta capitular del 28 de diciembre de 1748 que con motivo de la fabricación de nuevas tumbas de piedra se realiza el traslado de los restos de algunos monjes: También propuso nuestro Padre Prior si gustaba la Comunidad hacer entierro y dar sepultura a los huesos de nuestros Hermanos difuntos, que havian sacado del Claustro con la ocasion de haverse echo sepulturas de piedra de silleria. 

El registro arqueológico ha permitido identificar dos sepulturas localizadas en el pasillo oeste; se trata de dos fosas excavadas en el subsuelo. 

La intervención arqueológica realizada en la zona del claustro reglar de la Armedilla permitió, además, identificar elementos que habían pasado desapercibidos hasta entonces. Un machón rematado en la zona superior con un vierteaguas, venía a poner de manifiesto el remate de alero de la cubierta del claustro en su planta baja.
Se acometió un inventario, catalogación y reubicación del material pétreo obtenido del desescombro de una fase de consolidación previa de los muros de la iglesia, un trabajo que nunca se había acometido hasta ese momento.

Para finalizar, tener la oportunidad de haber realizado este análisis arqueológico no ha hecho sino ampliar nuestro conocimiento histórico del lugar, corroborando hipótesis que venían analizándose ya desde hacía unos años. Sin embargo, el estado de conservación de los paramentos de la construcción, incluso bajo cota 0, es tan lamentable, que necesita ir permanentemente acompañado de una intervención de consolidación y restauración de las ruinas, un proyecto específico, que en ese momento excedió las previsiones iniciales.

Consuelo Escribano Velasco

BIBLIOGRAFÍA
A la izquierda podemos ver uno de los elementos constructivos recuperados. Se trata de la clave central de una de las bóvedas hundidas en de la galería norte del claustro. A la derecha diferentes marcas de cantero detectadas en algunas de las piezas: estrella de cinco puntas y tridente.
ALONSO S., RUANO M.A. Y ESCRIBANO, C. “Estudio, caracterización y reconstrucción virtual del Monasterio de Ntra. Sra. de la Armedilla, Cogeces del Monte (Valladolid)”, Actas del IV Congreso Internacional “Restaurar la memoria”. Arqueología, Arte y Restauración. Arpa 2004. 2006. 

BUENO DOMINGUEZ, Mª.L. Espacios de Vida y Muerte en la Edad Media. Editorial Semuret. España, 2001

CRESPO DÍEZ, M., HERRÁN MARTINEZ, J.I., PUENTE APARICO, M.J. (2006): El Monasterio Cisterciense de Santa María de Matallana. Diputación de Valladolid. 2006. 

ESCRIBANO VELASCO, C. Actuación arqueológica en el Monasterio de Nuestra Señora de La Armedilla. Informe inédito depositado en el Servicio Territorial de Cultura de Valladolid. 1992. 

GARCÍA DEL POZO, E. La Armedilla. Un monasterio olvidado. Diputación de Valladolid. 2005. 

GARCÍA DEL POZO, E. Informe técnico de los trabajos arqueológicos llevados a cabo en el Monasterio de Nuestra Sra. de la Armedilla, en Cogeces del Monte (Valladolid) en 2001. Informe inédito depositado en el Servicio Territorial de Cultura de Valladolid. 2002. 

GARCÍA FLORES, A. “La iglesia del Monasterio jerónimo de Santa María de la Armedilla (Cogeces del Monte, Valladolid): documentos para la historia de su construcción y de otros objetos artísticos”. Memoria Eclesial XVII. Oviedo.2000. 

HERNÁNDEZ MONTERO, J. A. “El Monasterio de Santa María de La Armedilla (I)”. La Villa. Cuellar. 2001. 

HERNÁNDEZ MONTERO, J. A. “El Monasterio de Santa María de La Armedilla (II)”. La Villa. Cuellar. 2002. 

RUIZ HERNANDO, J. A. Los Monasterios Jerónimos Españoles. Segovia.1997 

SERCAM S.C.L. a (2007): “Estudio Documental del Monasterio Jerónimo de Nuestra Señora de la Armedilla, Cogeces del Monte, Valladolid”. Informe inédito depositado en la Dirección General de Patrimonio y Bienes Culturales. Consejería de Cultura y Turismo. Junta de Castilla y León. 

SERCAM S.C.L. b (2007): “Informe de los trabajos arqueológicos en el Monasterio de Nuestra Señora de la Armedilla, Cogeces del Monte, Valladolid”. Informe inédito depositado en la Dirección General de Patrimonio y Bienes Culturales. Consejería de Cultura y Turismo. Junta de Castilla y León. 

Sigüenza, J. Historia de la Orden de San Jerónimo. Junta de Castilla y León. Valladolid. 2000.